Amores de Internet
El Internet ha globalizado las relaciones humanas, rompiendo los
estilos de acercarse a los demás, sobretodo en las grandes ciudades,
donde la interacción es ajena y difícil. Señalo aquí una paradoja de
nuestros tiempos, mientras hay más personas reunidas en una comunidad,
menos gente se conoce entre si. Habitamos el mundo del contacto, pero
desconocemos a todos, los extraños nos producen temor, no may más
solidaridad con el hermano, el par el humano. En la red sin embargo,
hacer relaciones con todos es sencillo, y hacer relaciones de amor,
también. Hay como una natural disposición para aceptar el flirteo o
desarrollar al seductor o seductora que todos llevamos dentro. El
sentimiento se desarrolla con enorme facilidad porque no existe la
intrusión del cuerpo, del gesto de la palabra, que muchas veces crean
distancia. El ligue es casi inmediato, hay un reconocimiento de que
ambos se son “necesarios” y “complementarios”. El ciberespacio como
alternativa de conocer es mejor (si se es honesto). No existen para las
personas los temores de ser invadida, presionada, asaltada, estafada,
con tanta facilidad como la da el mundo real. En este espacio virtual
abierto a las relaciones humanas cada uno construye la imagen de lo que
le gustaría ser y no describe lo que realmente es. Este espejo deformado
ayuda para que la pareja potencial, al otro lado de la red, sueñe con
haber encontrado algo cercano al ideal de pareja. Esta situación es
engañosa, porque no se puede pasar de la relación virtual a la real sin
evidenciar la realidad de cada uno. Allí empieza a desarmarse todo lo
construido, aunque no es la norma, es lo más frecuente.
Pero el internet con la facilidad de recibir y enviar e-mails, hablar
por chat etc., no sólo se ha convertido en el recurso más fácil para
salir de la soledad, sino también en una fuente para cercarse a las
personas y desarrollar sentimientos, muy al margen del status marital de
cada uno. En esta dinámica el amor, los celos y la infidelidad no
pueden estar ausentes.
Hace poco, tuve una consulta de una paciente de 29 años, casada y sin
hijos. Se encontraba confundida y celosa de la infidelidad de su
esposo. La persona en asunto era del ciber espacio, una joven extranjera
con quien el mantenía un tórrido romance. Los sentimientos de ambos
eran prácticamente los mismos que encontramos en las relaciones reales.
Ella sufría por celos, se sentía frustrada, engañada y al borde la
separación. El se sentía profundamente enamorado, y comprendido por la
persona más a fin para él. Otro paciente narró que su amor virtual llego
del extranjero, a pesar de estar casada, tuvieron el romance esperado,
el paciente dejo a su mujer y se quedo a vivir solo cuando su amor
virtual retorno a su país. Otro caso: el amante hizo que la paciente
enamorada viajara a otro país, mantuviera una relación que no cuajaba y
terminara su relación con visos de tragedia.
Algún tiempo después recibí una consulta de la madre de un muchacho
hasta la fecha tímido e introvertido, buen estudiante y muy casero.
Nunca había tenido relaciones amorosas y este era su primer año en la
universidad. Había conocido chateando en Internet a una persona que
cumplía sus anhelos, colmaba sus expectativas y se sentía muy cómodo
charlando de todos los temas. Era esta pareja de la misma ciudad por lo
que se aventuró en conocerla. Cuando llego el día de la cita se encontró
con que su pareja de Internet era otro joven como él, sólo que mucho
mayor. Usaba un nick ambiguo “Reneé del Paraiso”. Después de la sorpresa
ambos siguieron hablándose, llegando el más joven a una relación
francamente homosexual, que no había previsto antes.
Un tercer caso, me refiere haber sentido una decepción al sentir que
su supuesta pareja del ciber espacio, no existía y quien le escribía
había creado un personaje para ella, su enamoramiento fue real y su
desamor también..
Las aventuras amorosas por internet, se están convirtiendo en una de
las maneras más frecuentes de infidelidad. Millones de personas se
arrojan a navegar en el espacio virtual cada día para relacionarse con
otras, se considera que la mayoría busca en la red nuevas experiencias y
sensaciones, excitación al amparo del anonimato, permitiéndoles todo
tipo de licencias, desde dar rienda suelta a la fantasía así como
ejercer, todo tipo de comportamientos reprimidos o auto reprimidos
socialmente. Este nuevo desinhibidor permite el acceso a ejercitar
cualquier tipo de fantasía, básicamente deseos ocultos, perversos o
mucho tiempo reprimidos.
¿Estamos frente a una nueva forma de relación que también produce sus efectos de desamor o patología? ¿Se trata de un simple cambio formal en las formas del amor y la atracción? Si es cierto que estar en la red viviendo sensaciones nuevas y “reales” es satisfactoria, también es una fuente de insatisfacciones y frustraciones que se producen cuando las imposibilidades de llevar al terreno de lo real, lo virtual es la otra cara de la moneda. Al final muchos navegantes quedan literalmente “atrapados en la red” como dice la canción.
¿Estamos frente a una nueva forma de relación que también produce sus efectos de desamor o patología? ¿Se trata de un simple cambio formal en las formas del amor y la atracción? Si es cierto que estar en la red viviendo sensaciones nuevas y “reales” es satisfactoria, también es una fuente de insatisfacciones y frustraciones que se producen cuando las imposibilidades de llevar al terreno de lo real, lo virtual es la otra cara de la moneda. Al final muchos navegantes quedan literalmente “atrapados en la red” como dice la canción.
Las personas se seguirán enamorando siempre, quizá ahora con más
libertad. Enamorarse un joven estando en México de una Andaluza mayor o
un Madrileño Maduro enamorarse de una joven de Maracaibo, ya no es una
novedad, las personas que se enamoran serán siempre dos desconocidos,
dos extraños seducidos a través de la palabra escrita.
Los mails son la versión moderna de los amores por carta y que cuyo
impacto son idénticos a los que produjera el amor de Eloisa y Abelardo, o
lo que muchos escritores sintieron en sus amores epistolares: Bernard
Shaw, Martín Adán, Cortazar y tantos otros.
Habitualmente una relación virtual empieza con conocer en una sala de
chat un desconocido o desconocida, sigue a esto un intercambio de
mails, o viceversa, que cada vez se van haciendo más frecuentes. Al
mismo tiempo se mantienen largas conversaciones por el chat. Los
escritos se vuelven más personales, largos, íntimos y comprometidos.
Casi siempre hay en esas correspondencias referencias a llenar vacíos de
la vida real. Uno de los dos da la iniciativa de decir frases
cariñosas, las que son correspondidas, con mayor o menor o sin ningún
reparo. A esto se sucede el intercambio de fotografías, de conocer
algunos detalles personales, como los teléfonos. Las llamadas y mensajes
se hacen también frecuentes y allí es donde la virtualidad de la
relación se termina, para dar inicio a una relación real. Se toma la
decisión de conocerse. A menudo la gente viaja de un país a otro, de un
estado a otro etc. En los encuentros pueden suceder desencuentros,
desencantos o afinidades reales. Después de toda esa comunicación
profusa llega la hora de la acción, convirtiéndose esta relación en
convencional. La facilidad que ofrece este medio para empatizar es
superior incluso a la relación cara a cara, donde el apego de las
personas se va desarrollando con inusitada intimidad. El ser un ser
anónimo que potencia sus lados buenos y admirables y oculta sus lados
negativos, favorece la intimidad. En una relación real la intimidad se
va construyendo más lentamente.
Los mails lo soportan todo su ventaja con respecto a la carta es
infinito, no solo la extraña rapidez del medio sino su ilimitada
capacidad de decir cosas, copiar poemas o canciones o relatar las
andanzas bajo la lluvia, que no podrían ser hechas ni por teléfono, ni
en carta ni siquiera en el chat mismo.
Lograda la intimidad se dio el primer paso para lograr el sentimiento
amoroso de apego. Lo demás va cayendo por su propio peso, la
comunicación se va erotizando a partir de escribir abrazo, después el
beso y así sucesivamente. No existe aquí sino esa química cerebral entre
emisor y receptor. El mensaje se erotiza a medida que se encuentra
apertura y satisfacción. Es posible realizar toda la gama de fantasías
que el escribir nos pueda proveer y esto se incrementa con el uso de la
web cam, los amantes cibernautas se dejan ver y exponen su cuerpo y los
genitales para la contemplación del amado. En la red los cuerpos siempre
estarán presentables y nunca existirá un mal aspecto que malogre la
cita El compromiso que se genera en el ciberespacio es inmediato y no
pasa por cotejar o sopesar la realidad de cada uno, porque cada quien le
asignó al otro su propia realidad ideal. Como afirmaba Lacan,
expresándose desde su Yo Ideal hacia su Ideal del YO.
Pero se sabe también que la mayoría de amores en la red tienden a
escurrirse por uno de los entresijos de la red y evaporarse en el
ciberespacio. Generalmente pasados los tres meses, ya no hay más de la
comunicación torrida. También el amor en la red se gasta y el cansancio
de nada poder hacer envuelve a los amantes. Estos deben volver al mundo
en que viven donde hallaran las satisfacciones de la interacción del
cuerpo que les niega la red. En algunos casos los amantes se encuentran y
este encuentro puede ser como se avizoraba pleno de dicha pero también
el inicio de una frustración. En resumen el amor en la red puede tener
efectos severos en el ámbito emocional de la persona, producir celos por
infidelidad, hacerles sentir el amor como vivencia y ser la causa de
separaciones, pero también, como en la mayoría de los casos, solo puede
tratarse de una ilusión gratuita, de una forma diferente de amar, en
este recién entrado siglo XXI.
luechevi@yahoo.com
Tomado de: http://www.psicoactiva.com/blog/amores-de-internet/
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